Prostitución, hipocresía y Ley de Extranjería
Unas sórdidas fotos publicadas la semana pasada por un destacado diario español que mostraban escenas de sexo explícito en pleno centro de Barcelona han reabierto el debate sobre cómo han de actuar las instituciones ante la prostitución. Un debate necesario pero que, lamentablemente, se está tratando como un mero problema de orden público. Lo que inquieta a la opinión pública no es la situación de discriminación múltiple, invisibilidad y vulneración de derechos en la que viven las mujeres -en su mayoría inmigrantes sin papeles- que ejercen la prostitución, sino que sus barrios se vean salpicados por escenas marginales.
Euskadi no es ajena a ese debate. El Ayuntamiento de Bilbao, por ejemplo, lleva meses preparando una ordenanza municipal a semejanza de la barcelonesa. El objetivo, una vez más, no es proteger a las mujeres nigerianas sin papeles que ofrecen servicios sexuales en las calles de nuestra ciudad, sino mantenerlas dispersadas y ocultas (lo que dificulta la intervención sociosanitaria con ellas) para evitar que manchen la imagen de la villa.
Pero las fotos de Barcelona han servido también para reabrir la recurrente discusión entre si la solución final pasa por abolir la prostitución o regularla. Quienes presionan para vaciar la vía pública de mujeres que ejercen la prostitución reclaman la segunda opción. En nuestra opinión, sin embargo, el debate abolición versus regulación ha sido superado por la realidad social. No tiene sentido hablar de regulación cuando alrededor del 90% de las prostitutas son inmigrantes, y la práctica totalidad de las que ejercen en la calle están en situación de irregularidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario